Movimientos involuntarios después de un accidente cerebrovascular
ResumenLa espasticidad es una complicación común del ictus que da lugar a deficiencias y limitaciones en la realización de actividades y la participación. Aunque es un problema importante, la espasticidad, definida como la sobreactividad muscular dependiente de la velocidad, es sólo un componente del síndrome de la neurona motora superior (SNM). A menudo se relaciona con otras deficiencias motoras, como la debilidad, y con un control motor desordenado, que magnifican el impacto funcional de la espasticidad. La mera presencia de espasticidad no es razón suficiente para iniciar el tratamiento. Una evaluación cuidadosa del cuadro clínico y del deterioro funcional es el primer paso para establecer una estrategia de gestión, seguida del establecimiento de objetivos de tratamiento. La participación del paciente en el establecimiento de objetivos es un componente importante de la gestión en colaboración con el médico. Se han utilizado diversas intervenciones farmacológicas y quirúrgicas para diferentes situaciones e indicaciones clínicas con resultados variados. Se presentan las pruebas correspondientes y se ofrecen recomendaciones prácticas específicas.
Torsión del pie después de la apoplejía
Los mensajes viajan entre el cerebro y los músculos. Estos mensajes controlan la sensación y el movimiento de nuestros músculos. Si la parte del cerebro que envía y recibe estos mensajes está lesionada por un ictus, puede experimentar espasticidad muscular.
La espasticidad de los músculos de las piernas puede dificultar la marcha, afectar al equilibrio y aumentar el riesgo de caídas. La espasticidad en el brazo puede afectar a su capacidad para abrir la mano o alcanzar algo. Moverse puede suponer un mayor esfuerzo y cansarse más.
Su fisioterapeuta o terapeuta ocupacional le recomendará ejercicios para alargar y fortalecer sus músculos. La espasticidad muscular puede empeorar si los músculos se debilitan. Sigue haciendo tus ejercicios.
Si tiene una contractura, su fisioterapeuta o terapeuta ocupacional puede recomendarle ejercicios y estimulación eléctrica. Si tienes una contractura grave y de larga duración, es posible que te apliquen repetidamente una escayola durante unas semanas.
Espasmos musculares tras el tratamiento del ictus
La espasticidad es consecuencia de un trastorno o lesión que afecta al sistema nervioso central (el cerebro y la médula espinal), como un ictus. Los mensajes enviados entre el cerebro y los músculos se interrumpen, por lo que los músculos no saben cuándo contraerse y relajarse correctamente.
La espasticidad puede provocar una serie de sensaciones, desde una leve rigidez muscular hasta espasmos musculares graves, dolorosos e incontrolables. Por ello, puede ser difícil saber si su ser querido tiene o no espasticidad.
Si su ser querido padece síntomas de espasticidad, es importante que hable con su médico para que lo evalúe. El médico puede realizar diferentes tipos de pruebas para ayudar a determinar si la espasticidad está presente y la gravedad de la misma:
Una vez que el médico ha diagnosticado a su ser querido con espasticidad, el siguiente paso es establecer objetivos de tratamiento específicos. Los objetivos del tratamiento deben decidirse mediante una estrecha comunicación con el médico y su ser querido.
Tanto si la espasticidad de su ser querido acaba de aparecer como si lleva algún tiempo lidiando con ella, hay opciones de tratamiento que pueden ayudar. El tratamiento suele plantearse cuando la espasticidad interfiere en las actividades de la vida diaria o el sueño, causa dolor o conduce a una mayor discapacidad.
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La espasticidad es una de las complicaciones habituales de un ictus. Por lo general, la espasticidad se desarrolla meses o incluso un año después de un ictus, y a menudo puede hacerse más evidente durante la recuperación. La espasticidad es un problema difícil y desagradable para los supervivientes de un ictus, pero existen soluciones y formas de controlarla.
La rigidez muscular, la tirantez, la rigidez y la inflexibilidad suelen denominarse espasticidad. Tras un ictus, los brazos, las piernas o la cara pueden debilitarse o paralizarse. Esa debilidad significa que el superviviente del ictus no puede controlar el movimiento de los músculos. Pero, a menudo, después de un ictus, los músculos débiles se quedan “atascados” en una posición rígida o tensa y no pueden relajarse cómodamente cuando uno quiere.
A veces, con una espasticidad más leve, es posible que pueda mover los músculos, pero pueden sacudirse de forma irregular al moverse, en lugar de hacerlo con suavidad. Algunas personas con espasticidad notan que los músculos caen en una posición inusual o torcida mientras están en reposo.