El Dr. Edward Bach (1886-1936), fue un pionero investigador médico. Estudió medicina en el hospital escuela de la Universidad de Londres y trabajó como bacteriólogo durante la Primera Guerra Mundial, y entre otras cosas inventó una modalidad terapéutica conocida mayormente como flores de Bach.
En 1976 fueron incorporadas por la Organización Mundial de la Salud (O.M.S) al grupo de medicinas alternativas, pudiéndolas encontrar en farmacias de todo el mundo además de en herbolarios.
Se utilizan 38 flores, y la función de las esencias es la de entrar en resonancia con el campo magnético de los seres vivos cuando se alteran por un desequilibrio emocional. La esencia con estas flores permite el flujo energético para eliminar el bloqueo, ayudando a armonizar y equilibrar los estados emocionales. Es una técnica holística muy recomendable, ya que no tiene contraindicaciones y no interfieren en tratamientos químicos propios de la medicina convencional, y no son remedios sustitutivos de los fármacos sino, ricamente complementarios. Se pueden utilizar para niños, adultos, plantas y animales.
Con la ayuda de un farmacéutico o de personal cualificado de un herbolario, se puede autoprescribir para temas puntuales, Sin embargo, se recomienda acudir a un terapeuta acreditado para hacer un estudio personalizado y exhaustivo del caso particular de cada persona. Las esencias florales se prescriben de manera totalmente personificadas, y no de forma genérica, y por tanto las combinaciones florales son específicas para cada persona en función de su historia, mediante una sesión terapéutica.