¿Debo aplicar calor o hielo a mi dolor?
Después de una lesión articular, la terapia de frío o calor se utiliza con frecuencia para aliviar las molestias, la hinchazón, la inflamación y el dolor. ¿Es preferible tratar las contracturas por frio o calor? ¿Es factible tratar la misma lesión con terapia de frío y de calor?
Terapia con hielo
Las compresas frías o el hielo se aconsejan para los espasmos musculares graves, los hematomas y los edemas causados por distensiones recientes o por la ortoterapia. La constricción de los vasos sanguíneos, la ralentización del metabolismo, la alteración de la transmisión nerviosa o la analgesia son posibles efectos. La hinchazón puede durar varios días. Hasta que los síntomas desaparezcan o durante unos días más, se pueden aplicar compresas frías varias veces al día.
La aplicación de hielo debe hacerse fuera de la piel durante unos 10 minutos. Debe utilizarse una toalla o funda de almohada para envolver la compresa o el hielo. La aplicación de otra compresa de hielo cuando la piel se haya calentado es una opción. Se aconseja evitar el síndrome de Reynaud y la sensibilidad general al frío. Es más útil en las primeras 48 horas después de una lesión aguda o con síntomas recurrentes presentes en articulaciones inflamadas (rehabilitación, artritis, lesiones de ligamentos, pinzamiento del hombro/bursitis), tratamiento del dolor por irritación de la raíz nerviosa y molestias musculares/articulares durante el embarazo.
Calor térmico
El calor provoca una dilatación o un aumento del flujo sanguíneo en el lugar de aplicación. Mediante un aumento de la entrada de oxígeno, esto ayuda a la curación. El calor también puede hacer que los tejidos blandos sean más extensibles. La ultrasonografía terapéutica puede utilizarse junto con las compresas calientes para tratar el dolor, la rigidez articular, los espasmos musculares y las contracturas articulares y musculares. El calor superficial de una compresa caliente calienta tanto la superficie de la piel como las capas subcutáneas más profundas. Se necesitan dos o tres capas para proteger adecuadamente la piel. Los ultrasonidos penetran en el tejido muscular mediante ondas sonoras. En las zonas en las que la sensibilidad ha disminuido, evite aplicar compresas calientes. No se acueste nunca sobre las compresas hidrocálidas. Aplique la compresa caliente durante al menos 10 o 15 minutos. Compruebe con frecuencia si la piel presenta ampollas o quemaduras. La ultrasonografía terapéutica no debe utilizarse en personas que hayan tenido cáncer en el pasado o que lleven marcapasos. Sin embargo, la mialgia, la enfermedad articular degenerativa, los hombros congelados, la mialgia, el tejido cicatrizado por cirugía o traumatismo y la fibromialgia pueden beneficiar a algunas personas.